Las ideologías religiosas y económicas han influido enormemente en la política y en las relaciones entre los países. Las guerras santas han sido de las más sangrientas y largas en todos los tiempos.
Actualmente en Medio Oriente y en África, en pleno siglo XXI, somos testigos del fanatismo y de la crueldad en la que los humanos caemos por defender o atacar a causa de nuestras creencias. La razón principal de ese fanatismo tiene que ver porque las religiones como fin último dominan el destino del hombre después de la muerte, su pretensión es conseguir trascender, la vida eterna, el paraíso o cualquier lugar al cual desean llegar sacrificando su vida. Difícilmente sabremos si logran su objetivo porque hasta este momento no conocemos a nadie que haya regresado del más allá y por eso es difícil derrumbar sus creencias.
En cambio, las ideologías políticas y económicas son más frágiles, ya que con el actuar de los seres humanos y el peso de los acontecimientos históricos, pueden transformarse o desecharse, es el caso del comunismo, que en menos de cien años se colapsó.
Consideremos que a principios del siglo XX gran parte de la humanidad esperaba que este sistema político-económico fuera lo mejor en el futuro; incluso Rusia, su máximo exponente, sufrió y sacrificó millones de sus ciudadanos por esta ideología, que terminó por abandonar.
En la pasada Cumbre de las Américas, en Panamá, se confirmó esta realidad. Las estrellas del evento fueron Barack Obama y Raúl Castro. Cuba es de los últimos Estados comunistas y con más de 50 años de abrazar este sistema, su situación es precaria, sus líderes Fidel y Raúl Castro han jugado peligrosamente con el tiempo, pero con suerte, están en el ocaso de sus existencias y no tienen un plan de relevo aparentemente, espero que sean más inteligentes que Hugo Chávez, que eligió en vida a su sucesor Nicolás Maduro, que lleva a Venezuela al fracaso, sin carisma, sin rumbo y empobrecido por la disminución permanente de los precios del petróleo, por la corrupción y el destrozo del aparato productivo de la iniciativa privada.
Quizá los Castro por fin decidieron acercarse a Estados Unidos por simple pragmatismo, saben que la inversión de este país en la isla mejorará la vida de sus habitantes, en turismo Cuba tienen un gran potencial y este sector emplea grandes contingentes humanos, también en el sector maquilador ya tienen planeado construir un recinto para este objetivo.
El cambio será paulatino y les dará a los Castro tiempo para ver la manera de desaparecer de este mundo sin dejar un gran vacío de poder, desarrollando cambios para tener la oportunidad de pasar a la historia con menos reclamos.
El pragmatismo ante los resultados obligó a cambiar el rumbo, no se podía seguir por el mismo camino.
Actualmente en Medio Oriente y en África, en pleno siglo XXI, somos testigos del fanatismo y de la crueldad en la que los humanos caemos por defender o atacar a causa de nuestras creencias. La razón principal de ese fanatismo tiene que ver porque las religiones como fin último dominan el destino del hombre después de la muerte, su pretensión es conseguir trascender, la vida eterna, el paraíso o cualquier lugar al cual desean llegar sacrificando su vida. Difícilmente sabremos si logran su objetivo porque hasta este momento no conocemos a nadie que haya regresado del más allá y por eso es difícil derrumbar sus creencias.
En cambio, las ideologías políticas y económicas son más frágiles, ya que con el actuar de los seres humanos y el peso de los acontecimientos históricos, pueden transformarse o desecharse, es el caso del comunismo, que en menos de cien años se colapsó.
Consideremos que a principios del siglo XX gran parte de la humanidad esperaba que este sistema político-económico fuera lo mejor en el futuro; incluso Rusia, su máximo exponente, sufrió y sacrificó millones de sus ciudadanos por esta ideología, que terminó por abandonar.
En la pasada Cumbre de las Américas, en Panamá, se confirmó esta realidad. Las estrellas del evento fueron Barack Obama y Raúl Castro. Cuba es de los últimos Estados comunistas y con más de 50 años de abrazar este sistema, su situación es precaria, sus líderes Fidel y Raúl Castro han jugado peligrosamente con el tiempo, pero con suerte, están en el ocaso de sus existencias y no tienen un plan de relevo aparentemente, espero que sean más inteligentes que Hugo Chávez, que eligió en vida a su sucesor Nicolás Maduro, que lleva a Venezuela al fracaso, sin carisma, sin rumbo y empobrecido por la disminución permanente de los precios del petróleo, por la corrupción y el destrozo del aparato productivo de la iniciativa privada.
Quizá los Castro por fin decidieron acercarse a Estados Unidos por simple pragmatismo, saben que la inversión de este país en la isla mejorará la vida de sus habitantes, en turismo Cuba tienen un gran potencial y este sector emplea grandes contingentes humanos, también en el sector maquilador ya tienen planeado construir un recinto para este objetivo.
El cambio será paulatino y les dará a los Castro tiempo para ver la manera de desaparecer de este mundo sin dejar un gran vacío de poder, desarrollando cambios para tener la oportunidad de pasar a la historia con menos reclamos.
El pragmatismo ante los resultados obligó a cambiar el rumbo, no se podía seguir por el mismo camino.
Víctor Hermosillo y Celada
@VHermosilloBC
Integrante de la Comisión de Relaciones
Exteriores de América del Norte.
Hermosillo y Celada, Victor. El pragmatismo de los Castro. Revista Siempre!. (Núm. 3227): pp. 67, abril 2015.
@VHermosilloBC
Integrante de la Comisión de Relaciones
Exteriores de América del Norte.
Hermosillo y Celada, Victor. El pragmatismo de los Castro. Revista Siempre!. (Núm. 3227): pp. 67, abril 2015.
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